CLUB DE EMPLEO

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Miranda


Las mujeres del Club de Empleo apuestan por las cooperativas como fuente de trabajo

El colectivo analiza en sus reuniones semanales algunas propuestas exitosas llevadas a cabo en Galicia

25.02.13 - 00:49 - CRISTINA ORTIZ
MIRANDA DE EBRO.

Punto de encuentro. El club se reúne los martes, a las 11.00 horas, en la Casa de Igualdad.

Iniciativa. La participación está abierta a todo el mundo y tiene entre sus objetivos, el intercambio de ofertas de empleo y el prestar ayuda manejarse con las nuevas tecnologías.

Proyecto. Entre las ideas que se están estudiando está la creación de una cooperativa para trabajar en el cuidado de niños o de personas mayores.

Trayectoria. Las reuniones comenzaron en octubre de 2012..

Algo más de la mitad de las personas que están inscritas en las oficinas del Ecyl como demandantes de colocación son mujeres. El mes comenzó con 2.150 esperando un trabajo remunerado que, para muchas, no acaba de llegar. Así que, como la unión hace la fuerza, en lugar de buscar en solitario, algunas han decidido reunirse alrededor de un club de empleo y formar un grupo de autoayuda, en el que compartir información sobre posibles ofertas, apoyarse en la búsqueda por Internet y con diversas herramientas digitales y, también, en el que sentar las bases de pequeñas cooperativas que les permitan volver al mercado laboral.

Una serie de experiencias exitosas que un grupo de mujeres gallegas les contaron ya hace unos meses y que les animaron a profundizar en esta posibilidad, encaminándose a aquellas que puedan tener una finalidad social, ya que podrían acogerse incluso a algún tipo de subvención.

De momento, es solo una idea, pero «parece interesante moverse en ese ámbito, porque está visto que la búsqueda no nos está dando resultados», reconoció Pilar Pérez, una de las participantes en este club que se reúne los martes por la mañana en la Casa de Igualdad.

Unos encuentros en los que quieren dedicar un tiempo a poner sobre la mesa y en común esas necesidades que cada una detecte que hay en la ciudad para, desde el autoempleo, intentar crear una cooperativa que las cubra. «A ver si surge una primera que funcione para que poco a poco el club vaya cogiendo auge». Y es que, recordó, «en Galicia empezaron así y ahora tienen 15 y todas marchan bien. Se apoyan, han creado una red y están encantadas de la vida. Nos tenemos que animar». El cuidado de mayores y niños podrían ser dos campos en los que, en principio, creen que podrían moverse.

De momento, ronda las veintena las mujeres que, con mayor o menor asiduidad, acuden a la cita semanal, pero todavía no se han animado a dar el paso de convertirse en pequeñas empresarias. También hay que reconocer que, en este tiempo -el club arrancó en octubre- algunas de las participantes han encontrado empleo.

Búsqueda activa

Por ahora, se han centrado más en compartir información sobre posibles ofertas y en asegurarse que todas sepan como buscar en los diferentes portales de empleo, manejen una cuenta de correo electrónico, tengan el currículum actualizado... «Se está creando un buen ambiente de solidaridad, porque también hay necesidad de compartir ratitos y hacer cosas», aunque el grupo sea de lo más heterogéneo.

Hay gente de todas las edades y con todo tipo de cualificación o experiencia laboral. El denominador común es que todas están en el paro. Isabel Martínez, una de las involucradas en el club, lleva más de un año sin trabajar.

Desde que la despidieron de un almacén de farmacia en el que estuvo contratada unos 17 años (más otros 4 y medio con anterioridad), solo la han llamado una vez y para cubrir una vacante de un mes de duración que, además, le obligó a desplazarse y residir en otro sitio. Pero aún así, la experiencia de ser vigilante en los yacimientos de Clunia lo ve como algo positivo. «Aunque fue lo comido por lo servido, la oportunidad de hacer algo totalmente diferente a lo que había hecho me gustó. Volvería a ir otra vez».

Lleva toda la vida trabajando y espera poder continuar, aunque, de momento, los ofertas que ha contestado por Internet no han tenido respuesta. De todos modos, el club de empleo ya le ha servido para aprender a crearse una cuenta de correo electrónico que antes no tenía y a manejarse por la red, aunque reconoce que «todavía estoy algo perdida». Como contrapartida, ella les ha enseñado alguna receta de cocina.

También se ha interesado por participar en el encuentro semanal María Carmen González, que se quedó en el paro en agosto, cuando se le acabó el contrato en una empresa de servicios logísticos en la que llevaba mucho tiempo sumando contratos temporales. Fue entonces cuando una amiga le habló del grupo de la Casa de Igualdad y la pasada semana decidió acudir pensando en encontrar ayuda para buscar un empleo y para actualizar el currículum. «Te tienes que mover porque si no, mal. Compartir información, el correo electrónico... siempre te puede hacer llegar alguna oferta. Además, te relaciones y no estás en casa pensando qué hacer».

También era nueva en el encuentro Mari Luz Mikue Mibuy, a la que su juventud -tiene 20 años- tampoco le ayuda a encontrar un trabajo. Ha hecho varios cursos de formación, pero no tiene ninguna experiencia laboral. «No me sale nada», aunque ha mirado por Internet, ha dejado currículum en mano... A eso se suma que su marido, que es soldador, también lleva dos meses en paro.

Por otro lado, los recortes en formación y la falta de cursos con los que mejorar sus capacitaciones de cara a volver al mercado laboral también han contribuido a dar mayor sentido al club de empleo y a otra serie de propuestas que se llevan a cabo en la Casa de Igualdad y en las que cada una aporta y comparte sus conocimientos con las demás, de manera altruista. «La alternativa está en el intercambio de saberes».

Es un forma de tratar de compensar los mayores problemas que Pilar Pérez cree que las mujeres tienen para encontrar un trabajo. «Después de tantos años de lucha por tener una posición social que nos ha dado la libertad, el acceso al mercado laboral y la independencia, nos vemos abocadas otra vez a casa», lamentó.